Deslumbrante
estética visual
en un universo de ensueño
A semejanza de la estética de Eugene
Delacroix (1798-1863) , pintor romántico por excelencia, Eugenio Zanetti, en “Amapola”, fue desvelando ante el espectador bellísimas
imágenes, con exquisito manejo de la luz, sensualidad y misterio, y con
ellas coloreó paisajes, actores y objetos. La historia es como la
de los cuentos sufís, no poseen la linealidad de una narrativa, sino que
algunos siguen las aventuras de Rasnudín, una especie de antihéroe,
cuyos desenlaces a veces son absurdos, pero en los cuales, tras su lectura,
podemos considerar entre tres y siete niveles de meta-mensajes
implícitos. Como ellos la realización posee un concepto del tiempo que no
es el occidental sino que se emparenta con estados hipnagógicos (del griego:
hypn "sueño" + agōgos "inducir"), es una alucinaciónauditiva, visual o táctil que se produce poco antes del inicio del sueño y cuyo
investigador en occidente
fue John Willam Dunne (1875-1949).J. W. Dunne, al igual que el teósofo ruso Uspensky, postula que
nuestra experiencia del tiempo es como algo lineal, es una ilusión producida
por la conciencia humana. Dunne argumentó que pasado, presente y futuro
son hechos simultáneos y sólo experimentados secuencialmente debido a nuestra
percepción mental de ellos. Era su creencia, de que en el estado de sueño la
mente no estaba encadenada de esta manera y que era capaz de percibir
acontecimientos del pasado y del futuro con la misma facilidad.
Dunne, “An
Experiment with the Time” - Un experimento con el tiempo” - 1927), en “The
Serial Universe” - “El universo en serie”- 1934), “The New Immortality”
- “La nueva inmortalidad” - 1938), “Nothing Dies” (“Nadie muere” - 1940)
y otras obras, profundizó en el concepto de "serialismo", donde
postuló que una regresión infinita, o series de dimensiones existen dentro del
tiempo, permitiendo a algún instante presente extensiones en el pasado y el
futuro.
El trabajo de Dunne proporcionó una
explicación científica para las ideas sobre la conciencia, siendo exploradas a
gran escala en su momento. Figuras tales como Aldous Huxley y J. B.
Priestley abrazaron entusiastamente sus ideas. Priestley basó sus
obras “Time and the Conways” (“El tiempo y los Conway”, 1937), “An
inspector calls” (“Ha llegado un inspector”, 1945) y “Dangerous Corner”
(“Esquina peligrosa,, 1932) en ellas. Existen también paralelismos entre la
teoría del tiempo de Dunne y la que propone T. S. Eliot en “Four
Quartets” (1943)
Jorge Luis Borges era admirador de Dunne, por él conocí ese extraño manejo
del tiempo, en una entrevista que le realicé me dijo: “El libro de Dunne
tiene un título lindísimo, quizá, el más hermoso de todos los títulos ¨An
experiment whit time¨, está basado en sueños. Dunne tenía la idea de que
los sueños no son sucesivos. Por ejemplo: en la realidad, nuestra realidad,
nuestra vigilia es sucesiva, pasamos de un
momento a otro y el primer momento
se convierte en pasado y el que viene es futuro. Pero, Dunne llegó
a la conclusión, y la basó en una suerte de estadísticas de sueños, que cuando
soñamos no lo hacemos suficientemente, sino que en una especie de modesta
eternidad personal, somos sensibles del pasado inmediato y del futuro
inmediato, y esto vendría a ser lo mágico. Es decir: hoy es sábado entonces
esta noche tal vez sueñe con el día de hoy, con el de mañana, con el de ayer y,
quizás, con el de pasado mañana también. Todo eso se ve como una suerte
de eternidad, se ve simultáneamente, pero como estamos acostumbrados a vivir
sucesivamente, cuando nos despertamos le damos un orden sucesivo, de
igual manera que si nos muestran una página, y no estamos leyendo hebreo, desde
luego, tendemos a leer de izquierda a derecha y empezando por la parte de
arriba. Dunne, sostenía que nuestro recuerdo de los sueños no
corresponde a nuestra experiencia personal de los sueños, que le damos un falso
orden sucesivo a las cosas, como si le colocáramos una pequeña fábula que no
corresponde al sueño. Por otra parte Uspensky sustentaba la idea
de que si el tiempo fluye, tiene que fluir dentro de otro tiempo, y que ese a
su vez tiene que fluir dentro de otro tiempo y, así tiene que haber un número infinito
de tiempos…”
Si Eugenio Zanetti pensó, o no, en Dunne o
Uspnesky no lo sabemos, pero si su filme posee todas las características
de ese tiempo dentro del tiempo y la sucesión de tiempos que planteaban ambos
filósofos. Y es precisamente ese manejo del tiempo lo que hace interesante al
filme, que a su vez se plantea crear atmósferas más que desarrollar una
historia lineal y contar “el cuentito” tal y como se nos ha acostumbrado. La
línea actual de la cinematográfica es contar situaciones en las cuales el
conflicto no está en los personajes sino en la realidad.
Y la realidad marca porque en ella se desarrolla la
vida de cada uno, en el caso de “Amapola” está ligada a tres momentos
trágicos (entre los tantos que hubo) de la historia argentina: la muerte de Eva
Perón (26 de julio de 1952), el golpe de estado liderado por Juan Carlos
Onganía (28 de junio de1966), que provocó el derrocamiento del Dr.Arturo
H. Illia, y el de un país gobernado por un alcohólico que declara la
guerra a los ingleses por las Malvinas en 2 de abril de 1982. Las décadas
de esplendor familiar, se refleja con una luminosidad de ocres y rojos vivos o
apastelados, mientras que en lúgubres años ‘80, (como los de la
Argentina) predomina el tono frío de negros azulados y una oscuridad que
esconde traiciones y escabrosos enredos familiares.
El filme es la historia de la familia Guerrero,
dueña de un hotel “Amapola” que una vez al año se convierte en
teatro lírico, y durante unas horas será el espacio que albergará a todo el
grupo familiar incluidos los sirvientes y en él se representará la ópera de: “Sueño
de una noche de verano”, de Shakesteare, para los invitados
que llegan desde diferentes partes del mundo.
La música incidental, o extradiégetica o subjetiva,
señala no sólo estados de ánimos, sino situaciones y extrapolaciones del
argumento especialmente muy bien elegida estuvo “We’ll meet again” (“Nos
volveremos a vernos”, última canción inglesa de la Segunda Guerra
Mundial) y el clásico “Amapola” interpretadas por la magnífica voz
de Elena Roger y “Amidsummer Nights Dream” compuesto por el
talentoso Emilio Kauderer, quien también creara la música de otro filme
dirigido por Zanetti, “Quantum Proyect”, en el año 2000.
Tal vez la única deficiencia, en éste bello filme,
fueron los actores cuyas interpretaciones crearon un desequilibrio en el
concepto general de la puesta. Elaborar un canavá de teatro dentro del cine
requiere que también estén ajustados los ritmos de cada actor o actriz, y estos
resultaron ser los que dispararon la descompensación. Las sobreactuaciones de Lito
Cruz y Leonor Benedetto fueron las más notables, en cambio una vez
más Geraldine Chaplin cautiva con su histrionismo, Elena Roger a
pesar de no tener un rol muy lucido supo extraerle su mejor veta, Camilla
Belle y François Arnaud poseen el tipo ideal que requiere el cuento
oriental entre ingenuo y pícaro. El resto del elenco, incluyendo los
cameos de Adriana Aizemberg y Ana María Picio, juegan con sus
habilidades sin grandes esfuerzos, y logran una mayor uniformidad en su
conjunto.
“Amapola” es una
obra onírica y poética, de atmósferas e imágenes que sirven de pivote al
ensueño transformador que devuelve a la imaginación toda su flexibilidad. Un
realizador soñador como Eugenio Zanetti permite a su memoria conservar
los rostros de antaño para consentir que el plástico universo familiar cobre
nuevas dimensiones.**********************
Beatriz
Iacoviello.
Título: “Amapola”. Título
original: Idem, Argentina, EE:UU: 2014, hablada en español, e inglés y francés,
con subtítulos en español. Guión, diseño de producción y realización: Eugenio
Zanetti. Producción: Gonzalo Vila, Daniel Benadon. Fotografía: Ueli
Steiger. Música: Emilio Kauderer. Casting: Norma Angeleri,
Michael Hothorn. Diseño de sonido: Vicente Antonio D’Elía. Dirección
de arte: Graciela Fraguglia. Vestuario: José Pablo Uría.
Coreografía: Ricky Pashkus. Supervisión de efectos especiales: Gustavo
Harry Farías. Maquillaje: Manuela Schedbauer. Compaginación: Jane
Moran, Santos César Custodio. Interpretes: Camilla Belle (Ama),
François Arnaud (Luke), Geraldine Chaplin (Meme), Leonor
Benedetto (Clara), Lito Cruz (Ramiro), Elena Roger
(Titi), Nicolás Scarpino (Lalo), Luciano Cáceres
(Tincho, adulto), Esmeralda Mitre (Sisi), Ricardo
Merkin (Samirof), Nicolás Pauls (Ariel ),
Liz María Solari Poggio (Loli), Juan Sorini (Roque),
Alicia Muxo (Tota), Juan Acosta (Saporiti).
Estreno en la Argentina: 05 de junio de 2014, presentada por 20th
Century Fox. Género: Drama. Duración: 84 minutos, S/M.13 años.
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Información complementaria
Algunas referencias
El sufismo (en idioma árabe, صوفية ṣūfiyya o
تصوف taṣawwuf) es una de las denominaciones que se han dado al aspecto místico
del islam.
El término sufismo se usa en Occidente para
referirse, por un lado a la espiritualidad islámica denominada tasawwuf,
que incluye diferentes movimientos ortodoxos y heterodoxos del islam. También
es usado para definir grupos esotéricos desvinculados del islam, como algunas
formas de sincretismo Nueva Era. En el ámbito de algunas universidades
islámicas hace referencia a la psicología islámica (el conocimiento del alma y
su purificación, donde también se denomina tazkiyyat al-nafs) y en
ocasiones se confunde con el ajlāq, que se suele entender como moral,
pero que en su concepción clásica indica la nobleza de carácter.
En el ámbito tradicional islámico el tasawwuf
al-islami ha denominado la espiritualidad islámica, es decir, aquella
faceta, conocimientos, métodos, formas y ritos que, dentro del contexto del
islam, se han dedicado a las cuestiones del espíritu, la purificación del alma,
a la metafísica, a la interpretación interior de los preceptos islámicos, a la
relación de Dios con el Cosmos.
Mientras que la filosofía islámica se centró en
objetivos parecidos desde el punto de vista de un conocimiento especulativo y
racional, el tasawwuf incide en la práctica y la experiencia intuitiva,
para así conseguir un conocimiento directo de las realidades espirituales (tahqīq)
a través del develamiento (kashf) y la inspiración (ilham).
"Los cuentos orientales se han utilizado desde
la antigüedad inmemorial, como portadores de conocimiento e instrumentos de
comprensión".
El método de enseñanza por historias, por su efectividad,
es muy difundido y muchas tradiciones espirituales los vienen utilizando desde
hace muchos siglos o milenios como un medio muy eficaz para contener y
transmitir conocimiento y verdades profundas. En el evangelio, las de Jesús
se llaman parábolas. Tan inspiradora es la Biblia, como el Talmud,
el Baghavad Gita, las gatas de Zoroastro o el Corán, pero
también puede serlo un cuento infantil, sobre todo si en él se encuentran
ocultas y veladas verdades universales.
La tradición sufi es especialmente rica en
historias. Las historias sufis siempre tienen por lo menos tres
interpretaciones o niveles de enseñanza posibles. Algunas hasta siete; la
primera interpretación generalmente es chistosa, razón por la cual son muy
populares. Cuando recordamos una historia sufi, después de un tiempo,
porque se aplica exactamente a un evento del presente, nos damos cuenta de su
verdad y la comprendemos de manera profunda.
"El sufismo ha perfeccionado, entre otras
técnicas, un método de enseñanza característico que es casi desconocido fuera
de los límites de los iniciados en la vía. Este método, llamado Impresión
Esquemática de Cuentos, está contenido en el uso especial que los Sufis hacen
de la literatura oral o de otro tipo.
Los relatos Sufis, a pesar de que superficialmente
parecen suministrar una moral o querer entretener, no son formas literarias
como éstas suelen ser entendidas. Son literatura de forma accidental, material
de enseñanza de forma primaria. El cuento Sufi, así como ciertas citas Sufis de
otro tipo, está destinado tanto a ser apreciado por gente cultivada como a
suministrar información, instruir y establecer lo que se llama 'un marco para
la recepción de la iluminación' en la mente del estudiante
“Este método, según la enseñanza Sufi, puede
producir iluminación al individuo de acuerdo con su capacidad de comprensión.
Puede también formar parte esencial de los
ejercicios de preparación de un estudiante.
El proceso exige ir más allá de la faz externa de
un relato, sin inhibir la capacidad del estudiante para comprender y gozar de
su humor u otras características exteriores.". Según el pensamiento de Idries Shah en su libro "Aprender
a Aprender", edición Paidós Orientalia).
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