sábado, 28 de febrero de 2015

RASTROJERO-DOCUMENTAL

domingo, 26 de julio de 2009

RASTROJERO


Utopías de la Argentina Potencia

La imaginación no es, como propone la etimología, la facultad de formar imágenes de la realidad; es la facultad de formar imágenes que sobrepasan la realidad, que hacen brillar la realidad. Es, según Gastón Bachelard, una facultad de sobrehumanidad. La imaginación inventa algo más que cosas y dramas, inventa la vida nueva, inventa el espíritu nuevo y especialmente da permiso a los sueños.
Y sueños fueron los que tuvieron los argentinos la clase media trabajadora de mediados del siglo XX, proyectados hacia un futuro de grandeza, y sistemáticamente cercenados por los repetidos gobiernos dominados por mafias de poca monta.
Argentina posee la particularidad de tener habitantes que viven inventándose a sí mismos, tal vez sea ese estado de improvisación permanente que no permite que los proyectos a largo plazo, se establezcan, formen la base real y sólida de su economía.
Rastrojero, utopías de una Argentina potencia, de los realizadores Marcos Pastor y Miguel Colombo, responsables del proyecto cinematográfico, es un documental objetivo y no tendencioso que, sin proponérselo. ofrece a través de testigos y actores de ese fragmento de historia testimonios del más claro ejemplo de la creación de una industria para destruirla después. Y así es todo en la Argentina se tiran abajo monumentos nacionales en aras de espacios para construir gigantescas torres, se cercena la educación para generar analfabetos que sean el voto útil de mañana, se destruye la cultura del trabajo por la del clientelismo, la del ahorro por vivir al día, etcétera, etcétera, etcétera.
Rastrojero, utopías de una Argentina potencia, no es sólo un documental que denuncia el saqueo que sufrió la industria nacional y posibilita al espectador reflexionar sobre las pérdidas ocasionadas por estas acciones, es un filme que actúa como alerta hacia futuros despojos que no siempre son visibles en la vertiginosa cotidianeidad. La estructura de la narración se basa en la reconstrucción de la historia, y ésta se realiza mediante la inclusión de testimonios de la época: entrevistas e imágenes de noticieros, pero con un eje de acción: el reencuentro de aquellos que crearon el Rastrojero, sus recuerdos y su emoción al hablar sobre ese hecho.
Tal vez uno de los momentos más emotivos sea cuando un obrero dice: “Cada parte de la camioneta es un brazo mío, esto y esto…”, señalando el corazón. Todo el documental es un emotivo recuerdo hacia lo que no fue, pero qué, para el imaginario argentino aún continúa siendo, ya que todavía esos vehículos circulan por los caminos de rastrojos (o despojos) y muestran que a veces el pasado es mejor, porque estaba construido con imágenes que nacían del individuo mismo, cargadas de una materia onírica rica y poderosa como alimento inagotable para construir esa Argentina Potencia, que sólo quedó en el reino de las utopías. ****** Beatriz Iacoviello

Rastrojero, utopías de la Argentina Potencia.(Argentina-2006) Dirección: Marcos Pastor y Miguel Colombo. Producción:Laureano Gutiérrez. Guión: Marcos Pastor.Asistente de dirección:Joana D´Alessio. Dirección de fotografía y cámara: Alejandro Millán Pastori ("El Rusi").Dirección de sonido: Jorge Gutiérrez. Postproducción de sonido.: Leandro Monk, Leonardo Fucci y Luciano Fusselli. Música original: Miguel Magud. Edición: Marcos Pastor

Pie de página
Con la produccion de Laureano Gutierez, el documental bucea en la historia de uno de los vehículos más populares de la Argentina, de otra Argentina.
En la película, Eduardo Raffo viaja en su camioneta Rastrojero hasta la ¿misma? Córdoba que cincuenta años atrás lo empleó en la fábrica del Rastrojero y hacia el encuentro con sus compañeros de entonces.
Con importante material de archivo y entrevistas a los protagonistas de una épica productiva alejada en el tiempo, y muchas veces en la memoria social, esta película evoca una etapa de desarrollo industrial y trabajo. “La operación discursiva básica a la que apelamos fue la metonimia, ver en el pequeño ejemplo del Rastrojero cómo repercutían las decisiones políticas nacionales.” Nos cuenta Pastor, “encontrar los puntos de contacto entre la gran historia y la pequeña historia de esos trabajadores. Nos interesaba cómo el proceso macroeconómico está ligado a una experiencia muy personal de la gente”

El proyecto de creación de autos completamente argentinos resultaba, como mínimo, una utopía en aquella Argentina de principios de la década de 1950. Pero el gobierno de corte keynesiano del primer peronismo apostaba al desarrollo de polos industriales en el interior del país, aprovechando las inversiones realizadas previamente en diversas areas como en este caso con la industria aeronáutica.
La Fábrica Militar de Aviones fué fundada en Córdoba en 1927 y a comienzos de los años ´50 era dirigida por el Brigadier Juan Ignacio San Martin, ferviente impulsor de la industrializacion y el desarrollo tecnológico nacional. En un giro típicamente argentino, el proyecto del Rastrojero vió la luz gracias al azar para luego mantenerse en marcha durante casi 30 años, gracias a la creatividad y el compromiso de sus trabajadores.
El “IAPI”, organismo estatal que en aquel momento se encargaba de todas las importaciones y exportaciones del país había adquirido, como rezagos de la Segunda Guerra Mundial, una partida de tractores Willys que resultó inadecuada para las tareas del campo y que se encontraba arrumbada en los depósitos del puerto de Buenos Aires. El Brig. San Martin, enterado de la existencia de estos vehículos y en el afán creativo que caracterizó a aquellos años, le encarga a Raúl Gómez; un joven ingeniero recibido apenas unos meses antes, la tarea de desarrollar con las partes útiles de estos tractores, un vehículo utilitario para desempeñarse en el campo.
Trabajando contrareloj pues los nuevos vehiculos debían estar listos para una presentación conjunta con los “autos justicialistas”, un proyecto que venía desarrollándose en la fábrica desde hacía mas de dos años, un pequeño equipo de ingenieros y técnicos crearon el “Rastrojero”, llamado así porque serviría para recoger “los rastrojos”, los desechos que quedan en los campos luego de levantar la cosecha. Pasando muchas noches sin dormir y sin salir de la fábrica durante días enteros, los vehículos fueron finalmente embarcados en los trenes que llegaban hasta la fábrica y presentados formalmente el 1º de Mayo de 1952 en el obelisco porteño. El éxito del proyecto fué inmediato: los vehículos venían a cubrir una necesidad imperiosa de los sectores productivos de la Argentina y rapidamente comenzaron las inversiones de grandes firmas internacionales interesadas en participar de la naciente industria automotriz argentina. De esta forma se radican empresas extranjeras como Fiat, General Motors, Ford, Peugeot, Renault y se crea el polo industrial, tecnologico y educativo de la ciudad de Córdoba y del conurbano bonaerense.
Paradójicamente, tras el golpe de estado de 1955, el Rastrojero es el único proyecto industrializador que sobrevive a la “caza de brujas” iniciada por el gobierno militar sobre todo lo que representara el espíritu del gobierno depuesto.
Durante los siguientes 30 años, la fábrica del Rastrojero y sus trabajadores, sufrirían en carne propia cada uno de los vaivenes políticos y economicos que vivirá la Argentina, llegando a un abrupto final durante la dictadura del General Videla con la violenta instalación de las políticas neoliberales desde el ministerio de economía de José Alfredo Martínez de Hoz.
Asociación de Directores y Productores de Cine Documental Independiente de Argentina.


lunes, 9 de marzo de 2009

Gomorra















Viaje
al submundo del hampa

“Gomorra”, vencedor del Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2008 y de los principales European Film Awards, es un demoledor filme que se ocupa con toda crudeza de los marginados por el submundo del hampa a semejanza del neorrealismo que reflejó a los desclasados y sobrevivientes de la guerra. Su principal característica es que representa la vida de cada día en medio de la frustración, pobreza, muerte y desesperación. Otra peculiaridad interesante del filme es que su acento se desplaza del individuo a la colectividad, organizando una estructura narrativa de tipo coral. Por otra parte también destaca un lúcido análisis de los hechos, con una crítica abierta a la complicidad e indiferencia de las autoridades, tanto policiales como civiles, dominadas por la mafia. A mitad de camino entre el relato y el documental, con una mayoría de actores no profesionales (habitantes de los barrios periféricos donde fue rodada), “Gomora”, reflexiona sobre la sociedad actual a través de la mirada de un adolescente. Se trata de un cine con desesperanza y de clara orientación social igual al surgido después de la devastadora Segunda Guerra Mundial.

El director del filme, Matteo Garrone, se basó en la novela “Gomorra” de Roberto Saviano y utilizó un equipo de guionistas para crear el libreto: Mauricio Braucci, Ugo Chiti, Gianni Di Gregorio, Massimmo Gaudioso y Roberto Saviano, incluyéndose él mismo. Tomaron cinco capítulos y los estructuraron a través de un hilo con el conductor tirado por la mano de un jovencito: Totó.

La novela de Roberto Saviano (actualmente perseguido por la mafia) funde hechos autobiográficos, periodismo de investigación y análisis social para describir a la camorra en sus dimensiones económicas, empresariales, sociales y ambientales. El libro se propuso contar los mecanismos con los que el mundo camorrista de la periferia napolitana extendió sus horizontes de negocios a nivel internacional, con la complicidad de la clase política y empresarial, generándoles dividendos millonarios en euros. En el libro aparecen historias de las principales familias camorrista el Clan Di Lauro, Nuvoletta, o el Clan dei Casalesi. Saviano salió o escapó de ese mundo, por eso lo conoce muy bien, hasta pareciera ser un raconto autobiográfico por los pequeños detalles que impreme a su personaje Totó.
“Gomorra” es un indescriptible y fascinante relato real que transporta al espectador al reino delictivo de la Mafia o Camorra o Gomorra napolitana, que comienza y finaliza bajo el signo de la droga y mercaderías de todo tipo. Las mercancías «frescas», (videojuegos, relojes, ropa de marca, cigarrillos, armas) llegan al puerto de Nápoles para ser almacenadas y escondidas. Se sacan en gigantescos contenedores y se colocan en antiguas mansiones vaciadas para ese fin con anterioridad. Las mercancías «muertas», procedentes de toda Italia y de media Europa, en forma de residuos químicos, restos tóxicos o fango, son vertidas con iniquidad en los campos, donde envenena, entre otros, a los mismos capos que construyen en esas tierras sus fastuosos «palazzos».

Ésta es hoy la Camorra (o el «Sistema», ya que casi nadie usa la palabra «Camorra»): por un lado, una organización empresarial con impresionantes ramificaciones por todo el planeta y por el otro, un fenómeno criminal profundamente influido por los medios de comunicación y la sociedad del espectáculo, cuyos dirigentes imitan la manera de vestir y de moverse de las estrellas del cine y de las figuras míticas, de los gánsteres de Tarantino a las siniestras apariciones de «El cuervo», con Brandon Lee. En el libro absorbente y escrupulosamente documentado, narrado siempre en primera persona, Roberto Saviano ha reconstruido tanto la aterradora lógica económica - financiera y expansionista de los clanes napolitano y casertano, como las inquietantes fantasías relacionadas con el fatalismo mortuorio de los samuráis medievales japoneses y los kamikases de la Segunda Guerra Mundial.

El realismo de Garrone es análogo en el despojamiento de sus imágenes al director griego Giorgos Tzavellas (Antigona, 1961) y también al de algunos autores iraníes (Kiarostami o Makhmalbaf), en el manejo de ciertos elementos: cámara en mano, frenética, pero no fatigosa (Garrone es el operador), es un instrumento efectivo para realizar tomas de intención subjetiva, generalmente primeros planos, que introducen al espectador en la acción y eliminan casi por completo la poca ficción que secunda la trama. De hecho, el director se encarga de separarla de la realidad cuando unos adolescentes: Marco y Ciro (Marco Macor y Ciro Petrone), juegan a ser los protagonistas de Scarface (Brian de Palma, 1983) mientras se van introduciendo en el mundo de la delincuencia. Además, esto le sirve a Garrone para diferenciar –y reivindicar- su cine de bajo presupuesto e independiente frente al comercial.

En “Gomorra” no hay personajes coloridos, Matteo Garrone es corrosivo y no sentimental al tocar el tema de la camorra, es además un feroz crítico (junto al autor) del «modus operandis», de los mafiosos napolitanos y casertanos (Caserta está a unos 50 km de Napóles) y no los muestra a lo hollywoodense con mamás amorosas de pelo blanco revolviendo la salsa de los «spaguettis», o mafiosos escuchando arias de óperas, mientras fuman un habano, sin homilías sobre el honor, la familia o la tradición, sin chistes extraños, sin pegadizas canciones pop en la banda sonora y sobretodo sin guiños cómicos, para distender la tensión de la violencia.
En cambio, hay residuos tóxicos, grotescos desechos humanos, que terminan ilegalmente enterrados en la misma tierra donde los árboles apestados por el uranio dan malos frutos, algunos de los cuales, al igual que el adolescente recogido por una excavadora en una playa desolada, es arrojado fuera del lugar como basura.

“Gomorra” es una instantánea del infierno. En “Gomorra” se afirma que en Nápoles la vida es así. Y que no hay salida. Si se busca una estructura dramática convencional la película no la tiene, no ofrece una exposición, nudo y desenlace, es un fragmento de la realidad a la manera de la “nouvelle vague” francesa, en el cual no hay principio ni final, sino la vida misma, de lo que sucedió ayer u hoy y puede pasar mañana. No hay muertes glamorosas, ni aparatosas como en las películas de acción de Hollywood, hay pesadez en el derramamiento de sangre, hay un viaje sin retorno a un mundo en el que nadie se ríe, y está poblado de hombres ocupados en matarse entre sí.

“Gomorra” tiene la virtud de mostrar algo diferente porque cuenta los hechos con una verdad que no se acostumbra en cine, los personajes no son carismáticos como en “The Godfather” (El Padrino, 1972), con los que resulta fácil simpatizar. En éste filme los criminales desgastan sus vidas, vendiendo drogas, armas, extorsionando, matando, iniciando a los niños en difícil arte de sobrevivir a las muertes aparentes. Conscientes de que en cualquier momento también ellos pueden morir. En “Gomorra” el único personaje por el que se siente pena es Totó (Salvatore Abruzzese), porque representa a una juventud desorientada, sin espacio en la sociedad moderna sino sólo en la marginal.

En los cruentos 137 minutos del film se cuentan historias individuales de ciertos personajes, la guerra brutal entre facciones internas (así como las trifulcas con inmigrantes chinos, sudamericanos y africanos) y los negocios turbios con los chinos de un sastre de alta costura (Salvatore Cantalupo), cuya fábrica está controlada por la mafia, un corredor de dinero o “contador” (Gianfelice Imparato) que proporciona pagos semanales a los familiares de los “soldados” mafiosos al servicio de los capos, y un hombre de negocios urbanos (Toni Servillo) y su ayudante (Carmine Paternoster), que media para que las empresas puedan verter sus desechos tóxicos en los campos y canteras en toda la región, mientras “cleaning” (limpia) a unas para envenenar a otros.

“Gomorra” es un filme sobre un reino de terror en donde opera la delincuencia organizada y dominan no los capos más fuertes, sino los más mediocres y pícaros, con mentes contaminadas de miseria y podredumbre: corrompidas por el poder que otorgan el dinero y las armas. El resultado es un filme con el sello de personalidad propia no sólo por sus problemática, sino por su curioso desarrollo. No es un documental, ni una ficción, pero tampoco respeta las normas narrativas y estilísticas conocidas. No hay una intriga clara, ni una evolución manifiesta de los personajes o de la narración más allá de lo cotidiano. Se ofrece al espectador algunas secuencias increíbles, pero lo reiterado es una planificación claustrofóbica con la cámara incisiva sobre los personajes.

“Gomorra”, es un retrato crudo y aterrador de la situación actual de los habitantes de Nápoles y Caserta que llega a asemejarse a un escenario post-apocalíptico en el que poder, dinero y sangre: son los valores del día a día con los que tienen que enfrentarse. Sólo unos pocos afortunados pueden escapar de ese círculo vicioso y llevar una vida normal. ************************** Beatriz Iacoviello

Gomorra (Italia/2008). Dirección: Matteo Garrone. Con Salvatore Abruzzese, Gianfelice Imparato, Maria Nazionale, Toni Servillo, Carmine Paternoster, Salvatore Cantalupo. Guión: Maurizio Braucci, Ugo Chiti, Gianni Di Gregorio, Matteo Garrone, Massimo Gaudioso y Roberto Saviano, basado en el libro de Saviano. Fotografía: Marco Onorato. Edición: Marco Spoletini. Diseño de producción: Paolo Bonfini. Presentada por Alfa Films (Argentina). Duración: 137


Pie de página

Gomorra o Camorra

La etimología del término «Camorra» es bastante incierta y se presta a bastantes interpretaciones, pero la más aceptada es la tesis de que «camorra» viene del antiguo español «gamurri», que era el nombre con el que se individualizaba a las bandas de malhechores que abundaban en las montañas de España, y que llegaron a la península itálica alrededor del 1300.
Varias son las hipótesis del origen del término, todas ellas pueden encontrar una raíz en la española gamurri (líder de una pandilla): Gamurra era una organización de mercenarios pagados por Pisa que en el Siglo XVIII "guardaba el orden" en Cerdeña Por la indumentaria de tales mercenarios existía una chaqueta corta típica del Renacimiento llamada precisamente "gamurra".
La palabra estaría relacionada con "morra" que ha significado "agrupación de malhechores" entendida como "frotta" (pandilla) y "rissa" (riña).
En el año 1735 se observa en un documento oficial del Reno de Nápoles que gamurra o camurra era el nombre que ya se daba a la tasa que había que pagar impositivamente en los lugares de juego de azar por el riesgo de riñas.
La palabra "ca murra" esto es: "capo della murra" (jefe de la murra), en la Nápoles setecentesca era el nombre de "guappo" (capo, cabecilla, jefe) de barrio que resolvía las disputas entre los jugadores de la murra (típico juego callejero), en todo caso esta etimología, como las otras, también parece remontarse a la del gamurri español medieval.
Por extensión, el término camorrista ha pasado a ser casi sinónimo de matón o de pendenciero, de quimerista, y es así que en el lunfardo rioplatense "camorra" significa riña, pendencia.

Estructura

Contrariamente a la Mafia, la Camorra ha estado (salvo casos esporádicos) alejada de la gran política y las fuerzas armadas; sólo con Fernando IV de Nápoles y Francisco de las Dos Sicilias tuvo una tímida tentativa de colaborar, pero a la larga no reportó beneficios para ninguna de las dos partes. Aunque el término se ha utilizado para denominar al hampa en cuanto crimen organizado que se desarrolló en Nápoles durante el Siglo XIX y conocido como la Bella Società Riformata ("Bella Sociedad Reformada") , frecuentemente se tiende a suponer a la camorra como una Asociación ilícita o una Organización criminal similar a la cúpula de la “Cosa Nostra” siciliana o a otras asociaciones delictivas de similar aspecto, pero la estructura de la camorra es mucho más compleja y fragmentaria porque está compuesta de incontables "familias" diversas con gran influencia territorial, estructura organizativa, poder financiero y modus operandi. Por otra parte las alianzas entre estas organizaciones, pueden ser desde simples acuerdos de no beligerancia o no competencia entre los numerosos clanes operantes sobre determinado territorio, "pactos" que suelen ser frágiles y pueden desembocar en verdaderas "faide" o guerras de camorra, con atentados y homicidios. (Las faidas, eran, según el Diccionario Hispano Americano, guerras particulares que se suscitaban entre los germanos antes de la invasión de Roma, para dirimir ofensas ya puramente personales, ya entre población y población, ya entre una y otra tribu
El influjo del cristianismo modificó algo el carácter feroz de estas guerras, inculcando a pueblos y señores que por lo menos habían de concederse mutuamente un plazo, dentro del cual se pudiera arreglar pacíficamente la querella; y en caso de no conseguirse, que las hostilidades se declarasen con alguna anticipación, abriendo al propio tiempo asilos en las iglesias y otros lugares sagrados).
Con el término camorra a veces se indica a un tipo de mentalidad que hace de la prepotencia y de la omertá (pacto de encubrimiento, de "silencio") difusa uno de sus principales puntos de fuerza. El límite entre la pertenencia a un clan o una banda delictiva camorrista o camorrera es el de vivir en una mentalidad camorrística difusa; en algunos ámbitos una división neta entre lo delicitivo (delictivo) y lo no delicitivo puede entonces ser difícilmente relevable.
Sus miembros, llamados camorristi, se relacionaron con actividades de contrabndo, chantaje, soborno, robo y asesinato. Saquearon y aterrorizaron al país italiano durante muchos años. Tras siglos de evolución saltaron a la luz pública hacia 1830 La Camorra prosperó durante los desórdenes que se produjeron en Italia en la lucha por la unificaqción. La organización se habría aliado convenientemente con las fuerzas del nacionalismo italiano contra el poder de los Borbones. En el periodo que siguió a la unificación de Italia (1870) se llevó a cabo un breve e infructuoso intento de emplear a los camorristi en el cuerpo de policía. La Camorra continuó sembrando el temor por la nación y prácticamente gobernaban la ciudad de Nápoles a comienzos del siglo XX. Su poder se debilitó enormemente cuando sus miembros fueron acusados de asesinato y llevados a juicio en 1911. Esta asociación fue eliminada en 1922 por el gobierno fascista de Benito Mussolini. No obstante, bandas criminales similares a la Camorra siguieron operando en Nápoles, aunque desde 1984, las confesiones de algunos jefes camorristas «arrepentidos» han llevado a la desarticulación de parte de la infraestructura que habían vuelto a desarrollar desde los años 60.
Extensión de la camorra napolitana fue Al Capone en los Estados Unidos, aunque sin embargo la única relación que tenía con la mafia era su condición de italoestadounidense, ya que la camorra no opera como una organización piramidal y respetuosa a las jerarquías dentro de las familias entre sí. Su organización suele ser como la Cosa Nostra y varias máfias de Italia. Se basan en el tráfico de drogas, prostitución o extorsionar tinglados y obligarles a pagar a la máfia. La Camorra como todas las otras máfias suele tener negocios ilegales pero también legales. Mas o menos el 80% de sus negocios son ilegales y el otro 20% son legales como serían casinos o algún que u otro negocio.

La Cosa Nostra

La Cosa Nostra es como se denomina la organización de la mafia en los Estados Unidos, en donde cada barrio, ciudad o hasta estado es dirigido por un "Familia" en la cual se subdividen rango de un simple Torpedo o Soldado (Soldati) pasando por Capos y Consiglieri hasta llegar al más alto rango de una familia El Padrino, que tiene que ser ratificado por la comisión de la Cosa Nostra.
Origen histórico
Palermo se convirtió en ciudad italiana el 7 de junio de 1860, cuando, según los términos establecidos en el alto el fuego, dos largas columnas de tropas derrotadas abandonaron discretamente Sicilia en barco regresando al sur de la península. Hasta aquel día, Sicilia había sido gobernada desde Nápoles como parte del reino borbónico que abarcaba la mayor parte del sur de Italia. En mayo de 1860, Giuseppe Garibaldi y unos mil voluntarios (los famosos Camisas Rojas) invadieron la isla con el propósito de unirla a la nueva nación de Italia. El 6 de septiembre el héroe sería recibido en la propia Nápoles por una multitud enfervorizada, y el mes siguiente entregaría sus conquistas al rey de Italia. Pero éstas pronto empezarían a parecer insustanciales dado la violenta relación que mantendrían Sicilia y el reino de Italia. La incorporación de Sicilia a la nación trajo consigo una epidemia de conspiraciones, robos, asesinatos y ajustes de cuentas y sobre todo una enorme y airada resistencia popular que produciría un seguido de continuas revueltas contra la invasión italiana a lo largo de la década.
Fue durante los agitados años de 1860 cuando la clase dominante del Teino de Italia escuchó hablar por primera vez de la Mafia de Sicilia.
Al contrario de lo que dice la creencia popular, la Mafia siciliana surgió en realidad durante mediado del Sigloo XIX , al mismo tiempo que la aparición de un nuevo Estado Italiano. Italia no llegó a ser un estado soberano hasta este momento, y fue la industrialización y el comercio que trajo este cambio la auténtica fuerza que impulsó el desarrollo de la Mafia siciliana. La Mafia siempre ha sido más fuerte al oeste de la isla, especialmente alrededor de la ciudad de Palermo, su lugar de nacimiento. Palermo era, y todavía es, el centro industrial, comercial y político de la isla de Dicilia, por lo que la Mafia situó su base aquí, en contraposición con el medio rural, que se encontraba subdesarrollado en términos económicos.
La mayor fuente de exportaciones, así como de riqueza de la isla desde la cual brotó la Mafia, eran las grandes fincas de naranjales y limoneros que se extendían desde los mismos muros de la ciudad de Palermo.

Origen económico

En cuanto a la agricultura Sicilia siempre había destacado por el amarillo dorado de las montañas del interior de la isla, propiedades productoras de cereales. El otro color de Sicilia tenía un origen más reciente. Cuando los árabes conquistaron Sicilia en el siglo IX, llevaron consigo el cultivo de cítricos cuyas hojas tiñeron la franja costera septentrional y oriental de la isla de un color verde oscuro. Los métodos de la Mafia se perfeccionaron durante un período de rápido crecimiento de la industria de los cítricos. A mediados del siglo XIX, un largo período de expansión de los cítricos hizo que la franja verde oscuro de Sicilia se ensanchara.
Dos pilares del modo de vida británico desempeñaron un importante papel en esta expansión. Desde 1795, la Royal Navy hacía tomar limón a las tripulaciones de sus barcos como remedio para el escorbuto. Ya en 1840 se inició la producción comercial, en una escala menor, de otro cítrico, el aceite de bergamota, utilizado para aromatizar el té de la variedad Earl Grey. Ambos productos eran exportados desde Sicilia. Las naranjas y limones se enviaban a New York y a Londres. En 1834 se exportaron más de cuatrocientas mil cajas de limones; en 1850 la cifra aumentó a 750.000. A mediados de la década de 1880 llegaba cada año a Nueva York la asombrosa cantidad de 2.500.000 cajas de cítricos italianos, la mayoría procedentes de Palermo. En 1860, el año de la expedición de Garibaldi, se calculaba que los limonares de Sicilia eran los campos más rentables de toda Europa, superando incluso a las huertas de frutales de los alrededores de París.
Las plantaciones de cítricos del siglo XIX eran negocios modernos que exigían un elevado nivel de inversión inicial. Los limoneros son también extremadamente vulnerables. Incluso una breve interrupción del suministro de agua puede tener efectos devastadores. El vandalismo, ya sea contra los árboles o contra sus frutos, constituye un riesgo constante. Fue esta combinación de vulnerabilidad y elevados beneficios la que creó el entorno perfecto para los negocios de protección de la Mafia. Todos estos factores influirían en el rápido desarrollo de ésta.

Desarrollo histórico

La Cosa Nostra se encargaba al principio de la protección de dichas fincas. Los dueños de estas necesitaban a la Mafia por su protección, y la Mafia necesitaba a los contactos políticos de estos para poder operar libremente. De hecho, según algunas fuentes, los miembros de la aristocracia gobernante eran también miembros de la 'Secta' (el nombre con el que se conocía a la Mafia en el Siglo XIX), ente ellos, el Barón Turrisi Colonna, que escribió el primer relato sobre la organización criminal de Sicilia de 1864.
Durante el fascismo en Italia, Cesare Mori, prefecto de Palermo, usó los poderes especiales que le fueron otorgados para procesar a la Mafia, forzando a muchos mafiosos a huir al extranjero o arriesgarse a ser encarcelados. Muchos huyeron a los Estados Unidos, entre ellos Joseph Bonano alias Joe Bananas, que llegaría a dominar la rama americana de la Mafia.
Los EE.UU. se aprovecharon cínicamente de las circunstancias y usaron las conexiones italianas de los mafiosos americanos durante la invasión de Sicilia e Italia de 1943, Lucky Luciano y otros miembros de la Mafia, que habían sido encarcelados durante su estancia en EE.UU., de repente se volvieron unos valiosos patriotas y la inteligencia militar americana usó las influencias de Luciano para facilitar el avance de las tropas estadounidenses.
Otro supuesto beneficio adicional (desde la perspectiva americana), era que muchos de los mafiosos italianos y sicilianos eran anti-ccominstas, ya que la Mafia no podía permitirse otra forma de organización social en el corazón de Sicilia, teniendo el monopolio del poder y la violencia en la isla. Fueron, por tanto, vistos como valiosos aliados por los anti-comunistas americanos, que supuestamente los usaron para erradicar cualquier rastro de socialismo y comunismo de la industria naval americana, los movimientos de resistencia durante la guerra, y, tras esta, en muchos de los gobiernos regionales y locales en los que la Mafia tenía influencia.
Según el experto en tráfico de drogas, el Doctor Alfred W. McCoy, a Luciano se le permitió dirigir su red criminal desde la celda a cambio de su ayuda. Tras la guerra, fue recompensado siendo extraditado a Italia, en donde pudo seguir su carrera criminal sin estorbos. En 1946, se marchó a Sicilia para continuar con sus actividades, y según el libro de McCoy The Politics of Heroin in South-East Asia, Luciano llevó a cabo una alianza crucial con la Mafia de Córcega, liderando el desarrollo de una vasta red internacional de tráfico de heroína, inicialmente traída desde Turquía
y con base en Marsella (la llamada 'Conexión Francesa'). Más tarde, cuando Turquía empezó a eliminar su producción de opio, utilizó sus contactos con los corsos para establecer un diálogo con mafiosos corsos expatriados en Vietnam del Sur. En colaboración con los líderes de la Mafia americana, entre ellos Santo Trafficante Jr., Luciano y sus sucesores se aprovecharon del caótico estado de la Guerra de Vietnam para establecer una inexpugnable base de suministro y distribución en el "Golden Triangle", que pronto conduciría enormes cantidades de heroína asiática a los EE.UU., Australia y otros países a través de los militares americanos.
Benito Mussolini suprimió implacablemente la Mafia, encarcelando a cualquier hombre del que se tuviera la más mínima sospecha de ser un mafioso. La Mafia no recuperó su poder hasta después de la rendición de Italia en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en los 80's y 90's, una serie de disputas internas llevaron a la muerte a muchos destacados miembros de la Mafia.
En el año 1992 la mafia siciliana asesina al Juez italiano Giovanni Falcone haciendo estallar mil kilogramos de explosivos colocados bajo la autopista que une el aeropuerto de Palermo, que hoy lleva su nombre, con la capital. Murieron él, su esposa Francesca Morvilio y los escoltas Rocco Di Cillo, Vito Schifani y Antonio Montinaro.

Cosa Nuova

Mientras tanto, una nueva generación de mafiosos pone más énfasis en dejar atrás los chantajes sistemáticos. Como consecuencia de esto, la prensa italiana ha inventado la frase 'Cosa Nuova' ("cosa nueva", un juego de palabras de Cosa Nostra) para referirse a la organización renovada.
La principal división entre la mafia siciliana hoy en día, es entre aquellos jefes que han sido condenados o están en la cárcel, principalmente Salvatore 'Toto' Riina y Leoluca Bagarella, el capo di tutti i capi desde 1993 hasta 1995, y aquellos como Bernardo Provenzano, quien ha sido recientemente capturado aunque no ha sido aun procesado ni condenado. Los jefes encarcelados están sujetos a un fuerte control en sus contactos con el mundo exterior, limitando su capacidad para dirigir operaciones desde la cárcel, bajo la ley italiana 41 bis. Antonio Giuffrè, un confidente cercano a Provenzano, sostiene que en 1993, Cosa Nostra tenía contacto directo con representantes de Silvio Berlusconi mientras creaba su nuevo partido Forza Italia. El trato al que dice que habían llegado era revocar la 41 bis, y otras leyes anti-Mafia, a cambio de las ayudas electorales en Sicilia. Pero mientras Forza Italia mantiene 61 escaños en el Parlamento, nadie sugiere una conexión directa entre Berlusconi y Cosa Nostra. Incluso si se demuestra que las alegaciones no tienen ningún fundamento, los miembros de Cosa Nostra se sienten decepcionados por un gobierno que piensan que, correcta o incorrectamente, tiene elementos a favor de ellos.
Recientemente, se desplegó una pancarta en un partido de fútbol en Palermo que decía "Estamos todos unidos contra la 41 bis. Berlusconi ha olvidado Sicilia". Corren malos días para los enemigos de la Mafia, pero tengan o no éxito los esfuerzos de Provenzano en aislar o apaciguar a los jefes internados, y en unir a Cosa Nostra de nuevo, queda por ver qué es lo que sucederá de aquí en adelante.

Mafia: Origen

Durante siglos, Sicilia estuvo dominada por un sistema feudal que explotaba a miles de campesinos mientras una minoría gozaba de privilegios. Estas circunstancias se le consideran decisivas para el surgimiento de la mafia. Por otro, la conducta delictiva se revelaba como la única manera de obtener privilegios en una sociedad que los reservaba sólo para los ricos terratenientes aliados de las autoridades políticas; pues a falta de una estructura de gobierno organizada y capaz de proteger a los habitantes de la isla, éstos se vieron obligados a fortalecer los vínculos familiares como alternativa para obtener seguridad. Por esta razón los lazos de sangre son tan importantes en la mafia.
En el siglo XIX, surgió una figura clave: los gabellotti o recolectores de impuestos, que administraban las propiedades de los aristócratas. Ellos obtenían a cambio un porcentaje de las cosechas obtenidas, pero para acrecentar sus ganancias dividían las tierras en pequeñas áreas y las rentaban a los campesinos, quienes también les otorgaban un porcentaje de la cosecha obtenida. De tal manera, los gabellotti cumplían la importante función social de mediadores entre los propietarios y los campesinos. Poco a poco se volvieron cada vez más poderosos e incurrieron en actos de corrupción: extorsionaban a los labriegos, se apropiaban indebidamente de pastizales para dar de comer al ganado y organizaban grupos de ladrones y cuatreros. Al mismo tiempo, de ellos dependía el abasto de alimentos en las ciudades, lo que les permitía llevar a cabo prácticas de extorsión y especulación en el mercado. Por esta razón se les considera a los gabellotti como antecedente directo de la mafia y su manera de hacer negocios.
Con la unificación italiana, la situación no mejoró y las promesas de bienestar y desarrollo se vieron incumplidas. Los jóvenes eran reclutados para el servicio militar y la mayor parte de la población vivía en la miseria, a merced de la nueva clase que ostentaba el poder político y económico. Una vez más, necesitaba hallar alguna forma de protegerse del gobierno y encontrar medios eficaces de subsistencia. La naciente mafia se reveló como la posibilidad más efectiva para lograrlo, cobró mayor fuerza y se fue estableciendo como un poder alterno.
En 1874 los índices de criminalidad en Sicilia habían crecido a un grado alarmante. El gobierno de Italia decidió poner orden y envió a cientos de efectivos militares a la isla. El conflicto provocó la caída del gobierno conservador y la emergencia de un gobierno de izquierda en el que la mafia se hallaba bien representada. La mafia siciliana se consolidó y ofreció al gobierno restablecer la calma en Sicilia. En realidad aprovechó la oportunidad para borrar del mapa a otros grupos enemigos.
La mafia, ahora aliada del Estado, aplastó movimientos obreros y miles de personas abandonaron la isla en busca de mejores condiciones de vida; la mayoría a Estados Unidos
Los inmigrantes italianos trasladaron los esquemas y prácticas de la mafia en actividades ilegales y estrechar los lazos con los integrantes de la comunidad italiana. De esta forma surgieron las organizaciones mafiosas estadounidenses que llegaron a rivalizar con la siciliana; florecieron con la llegada de la Ley Seca, en los años veinte.
Con el paso del tiempo, el término mafia se ha generalizado y, en la actualidad, se emplea para denominar a grandes grupos dedicados al crimen organizado u otras actividades sospechosas (por ejemplo la Mafia rusa, la Triada china o los Yakuza japoneses).
Etimología
La hipótesis más usual es que mafia procede del vocablo árabe mahya, ‘bravuconería, jactancia, chulería’. En refuerzo a esta teoría hay que recordar que los árabes ocuparon Sicilia entre los años 965 y 1060.
Existen muchas otras teorías sobre el posible origen de la palabra mafia, cuyo uso comenzó a extenderse a mediados del siglo XIX. De acuerdo con algunas versiones, su primera mención aparece en un texto italiano del siglo XVIII contra la brujería, donde se le asociaba a las ideas de ambición y arrogancia. Otros etimólogos aseguran que es un vestigio del dominio árabe en Sicilia en el siglo IX, pues en esa lengua el vocablo mohios significa ‘hombre rudo y agresivo’.
En el siglo XIX cobró una nueva connotación. Cuando Giuseppe Garibaldi, el unificador italiano, viajó a Sicilia para integrarla a la Italia continental, tuvo que enfrentar a rebeldes que él habría llamado «mafiosos».
Otros creen que el concepto alcanzó su significado actual en 1862 con el estreno de una obra teatral, llamada Los mafiosos de la vicaría. La popularidad de la obra fue tan grande que en Europa comenzó a llamarse mafia al crimen organizado, y ya en 1865 la policía usaba la palabra para referirse a esas agrupaciones.
Otros aseguran que 'mafia' es el acrónimo de la frase Mazzini Autorizza Furti, Incendi, Avvelenamenti (‘Mazzini autoriza robos, incendios y envenenamientos’), en referencia a Giuseppe Mazzini, promotor de la unidad italiana. La mafia se habría iniciado como tal, según Heckethorn, a partir de una asociación de indigentes sicilianos que, bajo la tutela de Mazzini, comenzaron a organizarse y a realizar actividades criminales bajo la protección de la flota británica.

Datos tomados de Wikipedia, La enciclopedia libre.

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